Antes de tener mi actual trabajo pasé un par de años como Especialista en un Apple Store. Las circunstancias me llevaron a trabajar allí, y bueno, tengo que reconocer que no era lo mío. No obstante si me preguntan si me sirvió de algo para mi actual labor como diseñador de interacción, digo que por supuesto.
En esos dos años y medio que pasé allí tuve la oportunidad de conocer todo tipo de usuarios. Inexpertos, avanzados, recién iniciados, pequeños y adelantados, enfadados y nerviosos, contentos, interesados, despreocupados, enganchados, escépticos… en definitiva, todo un rango de edades y estados, datos demográficos e intereses dispares. Algo así como estudiar Analytics, pero en el día a día y aplicado al comportamiento humano con respecto a la tecnología.
Lo que vengo a decir con esto es que a veces, tenemos lo que buscamos delante de nuestros ojos. Usuarios. Personas que usan dispositivos día a día y nos enseñan esa relación entre ellos y los dispositivos, productos o interfaces que nosotros diseñamos.
No hace falta irse muy lejos para ver cómo las personas usan sus dispositivos móviles, o cómo un camarero introduce datos en una pantalla táctil de un restaurante, o cómo los médicos utilizan dispositivos en hospitales, cómo usamos los cajeros, o las máquinas de billetes de metro, los parquímetros, las cajas del supermercado, y un largo etc.
Todo esto está a nuestro alcance día a día. Millones de usuarios de diferentes tipos, edades, e intereses delante de nuestros ojos.
Solo hay que fijarse. Y quedarse con lo bueno.